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martes, 11 de enero de 2011

El conciente y el inconciente



Muchos buscan en los libros de Oratoria, el secreto para perder el miedo a hablar el público, este secreto tan apreciado y que paradójicamente esta en nosotros mismos, en ese otro ser conocido como el inconsciente. Como menciona Emile Coue, famoso psicólogo y farmacólogo, tenemos 2 individuos el consciente y el inconsciente. Siendo el inconsciente el que gobierna nuestra voluntad con la ayuda de la imaginación. Citare el ejemplo del mismo Coure en su libro “El dominio de sí mismo”: Si tenemos una tabla de 10 metros de largo por 25 centímetros de ancho, y la ponemos en el suelo dispuestos a pasar por ella, muchos lo podremos hacer sin problema, si es que no padecemos de alguna deficiencia psicomotriz, pero si ponemos esa misma tabla entre dos edificios de 10 pisos, muchos ni siquiera nos atreveríamos a pasar, mientras que otros lo harían con menos confianza que cuando esta se encontraba en el suelo, lo que sucede es que nuestra imaginación, evocó valga la redundancia, una imagen trágica de una caída , nos imaginamos cayendo, por lo tanto no somos capaces de hacerlo bien, esa fuerza que gobierna nuestra voluntad en ese momento es el inconciente. Ese inconciente generalmente recibe órdenes, las asimila muy rápido y no la olvida del modo tan fácil que el conciente. Si desde niños nos dijeron que no eramos buenos para las matemáticas, nunca lo seremos. Por lo tanto ese inconciente siempre tiene que ser alimentado positivamente por que de lo contrario puede traer consecuencias incluso trágicas. Por citar otro ejemplo personal, a mí me gusta el ciclismo, pero nunca lo he practicado en otro lugar que no sea el campo, siempre he visto con ojos de admiración a aquellos ciclistas que conducen en la carretera o en el tráfico de la ciudad. Me pasa que cuando estoy en una pista y veo venir un auto, la línea recta de mi trayectoria y la seguridad del manejo, la pierdo inmediatamente e incluso pareciera que el timón se guiara por sí solo hacia el el auto, ese es no otro que mi inconciente.

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